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Mostrando entradas de septiembre, 2011

"El lenguaje de Internet" (adaptación)

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José Manuel Gimeno. La Flecha. Tu diario de ciencia y tecnología . 5 de Febrero de 2007 La aparición de un medio de comunicación nuevo crea la necesidad de encontrar un modo de expresión que aproveche las características del canal, explotando todas sus ventajas y esquivando en lo posible sus limitaciones. Esto es lo que se llama lenguaje del medio, que necesariamente se diferencia de otros lenguajes específicos para cada medio de comunicación. El lenguaje es un convenio que permite transformar algo inmaterial como el pensamiento del emisor, en algo físico, el mensaje, capaz de ser transportado por el medio de comunicación desde el emisor al receptor que nuevamente lo transforma en pensamiento con el mínimo de pérdida de información. Normalmente, el mensaje se basa en la transformación de ideas en palabras, (aunque no únicamente), pero estas se codifican de acuerdo con los condicionantes del medio de transmisión. Por ejemplo, a principios del siglo XX aparece el telégrafo. En este

"Van a por la educación"

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Juan Antonio Aunión. Adaptado de EL PAÍS (11/09/2011) Golpe a la educación FERNANDO VICENTE El recorte ha llegado al mundo educativo. En un país que no logra alejarse del abismo de la recesión y del naufragio financiero, algunas comunidades autónomas han sacado la tijera en colegios e institutos para cuadrar cuentas. ¿Un aviso de mayores ajustes? Pocos lo dudan. Para muchos especialistas este camino representa una enorme equivocación, que devolverá al pasado a la educación española justo en un momento en que el sector, tras 10 años de esfuerzo y críticas, había logrado digerir el impacto que supusieron la llegada masiva de inmigrantes y el aumento de la escolarización obligatoria de 14 a 16 años. Cuando por fin se atisbaban los primeros resultados, el vendaval económico amenaza con arrasar el brote verde. Ahora los profesores se aprestan a defenderlo con uñas y dientes. ¿Pero es posible librar a la educación de los recortes cuando el país entero arde en llamas? ¿Es inevitable? ¿O es

"Medio pan y un Libro"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Discurso de Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de su pueblo. Medio Pan y un Libro. Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931 . “Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión. Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, l

"Romance de la Guardia Civil Española"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano A Juan Guerrero Cónsul general de la Poesía Los caballos negros son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras. Con el alma de charol vienen por la carretera. Jorobados y nocturnos, por donde animan ordenan silencios de goma oscura y miedos de fina arena. Pasan, si quieren pasar, y ocultan en la cabeza una vaga astronomía de pistolas inconcretas. ¡Oh ciudad de los gitanos! En las esquinas, banderas. La luna y la calabaza con las guindas en conserva. ¡Oh ciudad de los gitanos! ¿Quién te vio y no te recuerda? Ciudad de dolor y almizcle, con las torres de canela.

"Romance del emplazado"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano Para Emilio Aladrén ¡Mi soledad sin descanso! Ojos chicos de mi cuerpo y grandes de mi caballo, no se cierran por la noche ni miran al otro lado, donde se aleja tranquilo un sueño de trece barcos. Sino que, limpios y duros escuderos desvelados, mis ojos miran un norte de metales y peñascos, donde mi cuerpo sin venas consulta naipes helados. Los densos bueyes del agua embisten a los muchachos que se bañan en las lunas de sus cuernos ondulados. Y los martillos cantaban sobre los yunques sonámbulos el insomnio del jinete y el insomnio del caballo. El veinticinco de junio le dijeron a el Amargo: -Ya puedes cortar, si gustas, las adelfas de tu patio. Pinta una cruz en la puerta y pon tu nombre debajo, porque cicutas y ortigas nacerán en tu costado y agujas de cal mojada te morderán los zapatos. Será de noche, en lo oscuro, por los montes imantados, donde los bueyes del agua beben los juncos soñando. Pide luces y campanas. Ap

"Muerto de amor"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano -¿Qué es aquello que reluce por los altos corredores? -Cierra la puerta, hijo mío; acaban de dar las once. -En mis ojos, sin querer, relumbran cuatro faroles. -Será que la gente aquella estará fregando el cobre. Ajo de agónica plata la luna menguante pone cabelleras amarillas a las amarillas torres. La noche llama temblando al cristal de los balcones, perseguida por los mil perros que no la conocen, y un olor de vino y ámbar viene de los corredores. Brisas de caña mojada y rumor de viejas voces resonaban por el arco roto de la medianoche Bueyes y rosas dormían. Sólo por los corredores las cuatro luces clamaban con el furor de San Jorge. Tristes mujeres del valle bajaban su sangre de hombre, tranquila de flor cortada y amarga de muslo joven. Viejas mujeres del río lloraban al pie del monte un minuto intransitable de cabelleras y nombres. Fachadas de cal ponían cuadrada y blanca la noche. Serafines y gitanos tocaban aco

"Muerte de Antoñito el Camborio"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano A José Antonio Rubio Sacristán Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir. Voces antiguas que cercan voz de clavel varonil. Les clavó sobre las botas mordiscos de jabalí. En la lucha daba saltos jabonados de delfín. Bañó con sangre enemiga su corbata carmesí, pero eran cuatro puñales y tuvo que sucumbir. Cuando las estrella clavan rejones al agua gris, cuando los erales sueñan verónicas de alhelí, voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir. Antonio Torres Heredia. Camborio de dura crin, moreno de verde luna, voz de clavel varonil: ¿Quién te ha quitado la vida cerca del Guadalquivir? Mis cuatro primos Heredias Hijos de Benamejí. Lo que en otros no envidiaban, ya lo envidiaban en mí. Zapatos color corinto, medallones de marfil, y este cutis amasado con aceituna y jazmín. ¡Ay, Antoñito el Camborio, digno de una Emperatriz! Acuérdate de la Virgen porque te vas a morir. ¡Ay Federico García, llama a la guardia civil!

"Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano A Margarita Xirgu Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, con una vara de mimbre va a Sevilla a ver los toros. Moreno de verde luna anda despacio y garboso. Sus empavonados bucles le brillan entre los ojos. A la mitad del camino cortó limones redondos, y los fue tirando al agua hasta que la puso de oro. Y a la mitad del camino, bajo las ramas de un olmo, guardia civil caminera lo llevó codo con codo. El día se va despacio, la tarde colgada a un hombro, dando una larga torera sobre el mar y los arroyos. Las aceitunas aguardan la noche de Capricornio, y una corta brisa, ecuestre, salta los montes de plomo. Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, viene sin vara de mimbre entre los cinco tricornios. Antonio, ¿quién eres tú? Si te llamaras Camborio, hubieras hecho una fuente de sangre con cinco chorros. Ni tú eres hijo de nadie, ni legítimo Camborio. ¡Se acabaron los gitanos que iban por el monte solos

"Romance de la Pena Negra"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya. Cobre amarillo, su carne huele a caballo y a sombra. Yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas. -Soledad, ¿Por quien preguntas sin compañía y a estas horas? -Pregunte por quien pregunte, dime: ¿a ti qué se te importa? Vengo a buscar lo que busco, mi alegría y mi persona. -Soledad de mis pesares, caballo que se desboca al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas. -No me recuerdes el mar que la pena negra brota en las tierras de la aceituna bajo el rumor de las hojas. -¡Soledad, qué pena tienes! ¡Qué pena tan lastimosa! Lloras zumo de limón agrio de espera y de boca. -¡Qué pena tan grande! Corro mi casa como una loca, mis dos trenzas por el suelo, de la cocina a la alcoba. ¡Qué pena! Me estoy poniendo de azabache carne y roja. ¡Ay, mis camisas de hilo! ¡Ay, mis muslos de amapola! -Soledad, lava tu cuerpo con

"La monja gitana"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano Silencio de cal y mirto. Malvas en las hierbas finas. La monja borda alhelíes sobre una tela pajiza. Vuelan en la araña gris siete pájaros del prisma. La iglesia gruñe a lo lejos como un oso panza arriba. ¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia! Sobre la tela pajiza ella quisiera bordar flores de su fantasía. ¡Qué girasol! ¡Qué magnolia de lentejuelas y cintas! ¡Qué azafranes y qué lunas, en el mantel de la misa! Cinco toronjas se endulzan en la cercana cocina. Las cinco llagas de Cristo cortadas en Almería. Por los ojos de la monja galopan dos caballistas. Un rumor último y sordo le despega la camisa, y, al mirar nubes y montes en las yertas lejanías, se quiebra su corazón de azúcar y yerbaluisa. ¡Oh, qué llanura empinada con veinte soles arriba! !Qué ríos puestos de pie vislumbra su fantasía! Pero sigue con sus flores, mientras que de pie, en la brisa, la luz juega el ajedrez alto de la celosía. Y además...

"Romance sonámbulo"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas la están mirando y ella no puede mirarlas. Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, el gato garduño, eriza sus pitas agrias. Pero ¿quién vendrá? ¿Y por dónde...? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga.

"Reyerta"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano A Rafael Méndez En la mitad del barranco las navajas de Albacete, bellas de sangre contraria, relucen como los peces. Una dura luz de naipe recorta en el agrio verde caballos enfurecidos y perfiles de jinetes. En la copa de un olivo lloran dos viejas mujeres. El toro de la reyerta se sube por las paredes. Ángeles negros traían pañuelos y agua de nieve. Ángeles con grandes alas de navajas de Albacete. Juan Antonio el de Montilla rueda muerto la pendiente, su cuerpo lleno de lirios y una granada en las sienes. Ahora monta cruz de fuego, carreta de la muerte. El juez, con guardia civil, por los olivares viene. Sangre resbalada gime muda canción de serpiente. -Señores guardias civiles; aquí pasó lo de siempre. Han muerto cuatro romanos y cinco cartagineses. La tarde loca de higueras y de rumores calientes cae desmayada en los muslos heridos de los jinetes. Y ángeles negros volaban por el aire del poniente. Ángeles de largas

"Preciosa y el aire"

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Federico García Lorca (1ª mitad del siglo XX) Romancero Gitano Su luna de pergamino Preciosa tocando viene por un anfibio sendero de cristales y laureles. El silencio sin estrellas, huyendo del sonsonete, cae donde el mar bate y canta su noche llena de peces. En los picos de la sierra los carabineros duermen guardando las blancas torres donde viven los ingleses. Y los gitanos del agua levantan por distraerse glorietas de caracoles  y ramas de pino verde. Su luna de pergamino Preciosa tocando viene. Al verla se ha levantado el viento que nunca duerme. San Cristobalón desnudo, lleno de lenguas celestes, mira a la niña tocando una dulce gaita ausente. -Niña, deja que levante tu vestido para verte. Abre en mis dedos antiguos la rosa azul de tu vientre. Preciosa tira el pandero y corre sin detenerte. El viento-hombrón la persigue con una espada caliente. Frunce su rumor el mar. Los olivos palidecen. Cantas