"En los claustros del alma herida..."
(1580-1645)
En los claustros del alma la herida
yace callada; mas consume hambrienta
la vida, que en mis venas alimenta
llama las medulas extendida.
Bebe el ardor hidrópica mi vida,
que ya ceniza amante y macilenta,
cadáver del incendio hermoso, ostenta
su luz en humo y noche fallecida.
La gente esquivo, y me es horror el día;
dilato en largas voces negro llanto,
que a sordo mar mi ardiente pena envía.
A los suspiros di la voz del canto,
la confusión inunda el alma mía:
mi corazón es reino del espanto.