000 SAP
EL PAÍS, 8/7/2003
Verán, la hija
de una amiga mía es informática. Un día recibí por error un email suyo. Decía
así: “¡Hola a todos! Desde el mes de enero hay instalado un sistema IDES 4.6C
con Oracle y sobre Sun Solaris 5.8. El SAPSID del sistema es RO4 y el host
sobre el que está montado es davival28 (10.1.22.74). Está incluido en el CUA
que instaló el administrador. Los mandantes que encontraréis con SSO son:
Mandantes 000 SAP AG 500 IDES-ALE: Central Sist. De todas formas, para los que
tengan problemas al montar el SSO, pueden usar los usuarios estándares”. Por
razones de espacio, he acortado un poco el texto. Tenía más SAPS y SUPS y otros
monosílabos robótico-succionadores. El caso es que me quedé un poco chafada,
porque a una, que vive de la palabra y por la palabra, y que confía, pese a
todo, en la capacidad de comunicación de los humanos, le fastidia que le hablen
supuestamente en castellano y no poder entender ni una maldita frase. Y este
rollo informático no es el único lenguaje en español que me cuesta entender: tampoco
se me dan nada bien los mensajes de los móviles, esas largas frases escritas de
manera tan abreviada k t haces un lío.
Ahora bien, no
creo que los jeroglíficos de los móviles y los chapurreos electrónicos sean
algo necesariamente negativo. Un idioma es una criatura viva. Es como la piel
de una sociedad, y se estira y encoge a medida que el cuerpo al que recubre
cambia de forma. Por eso, intentar defender a ultranza la pureza de un
lenguaje, intentar fijarlo a una forma concreta, es como matarlo. Las nuevas
circunstancias crean respuestas expresivas nuevas; en la informática están
impregnadas de anglicismos porque responden a la realidad del mundo y a la
supremacía técnica anglosajona. Y sólo conseguiremos cambiar esta tendencia si
nuestra sociedad adquiere mayor importancia cultural y tecnológica. En cuanto a
la transcripción sincopada de los móviles, no es más que una ingeniosa
herramienta. La hija de mi amiga lee mucho, escribe muy bien, y además domina
-mejor para ella- esa otra jerigonza. Lo importante es construir una sociedad
lo más culta y reflexiva posible. Y la riqueza del lenguaje vendrá de modo
natural y por añadidura.