"Cataclismo"



1
¡Ay! ¡Qué sofoco!... deja que me siente..., ¡Ay, madre mía!... Que venía... y lo veía venir... Y lo tenía encima.... Y no podía hacer nada. ¡Ay, Virgen del Socorro! Gracias, Virgencita, que me has salvado. Que me lo veía encima. ¡Ay, pobre de mí! Sí, sí, un vaso de agua, iQué susto! Es que no me sacaré ese susto de dentro. ¿Dónde está mi cesto? ¡Ay! Ya ni me acuerdo de lo que hice con él. Con el susto... Que no me saco este susto de dentro. Que yo me conozco. Que me voy a poner mala, si lo sabré yo...

2
Como un fórmula uno venía el tío. A toda pastilla. «¡Que se mata!», grité yo. Fue un momento nada más. iCataclac!, y ya está. Empotrado quedó. Todo lleno de cristales, los coches frenando, que ya esperaba yo que más de uno se la pegara. Y toda la gente para allá, mirando, como bobos. Un espectáculo, vamos.

3
Venía del cole con el Andrés y la Mónica y ellos decían que la maestra nos tenía manía y llegamos enfrente a la librería y la Mónica miraba unos tebeos, que siempre tienen tebeos y los miramos y, ¡ostras, tú «sentimos» un, un, un... lPatopomba! y, y, y, y... se había metido en la casa y los cristales rotos y no nos dejaron verlo. Una mujer vieja nos dijo que nos fuéramos a casa y por eso no vimos casi nada, sólo gente vieja que nos decía: ¡Fuera de aquí, mocosos!

4
Hay que poner más semáforos, más guardias... hay que vigilar más. ¡Vaya Ayuntamiento! ¿Dónde estaban los guardias? A ver. Lo he dicho mil veces, que faltan guardias, y semáforos... pero nadie te escucha hasta que hay una desgracia... Usted, ¿ha podido verlo? Lo ha visto, ¿verdad? Pues está claro, ¿no?... ¿Hay alguien dentro?...

5
Habiendo sido avisado por radio me personé en el lugar del accidente a las doce y siete minutos de la mañana. Pude observar un vehículo de color blanco, sin placas de matrícula, dentro del vestíbulo de la finca número 8 de la calle Sarampión. Se observaban cristales rotos en abundancia. Procedí a la observación ocular del vehículo, no apreciando nada digno de mención, por lo que me dirigí al público que se había congregado para dar orden de “Circulen, por favor».

6
¡Qué gozada, tío! Que casi se mete escalera arriba el tío, ¿no? ¡Cómo vendría el tío!, ¿,no? Por lo menos a ciento cincuenta. ¡Que bárbaro! ¿no? Casi nada, una castaña de campeonato, ¿no? Cuando lo vimos, todos ¡Jua, jua, jua! y el Roque, como siempre, dijo ¡Récord! Y todos: «Jua, jua, jua». Una vieja de ésas que todo lo encuentran mal va y nos suelta lo de siempre: «Que no hay respeto» «iQué juventud!»

7
Yo lo vi, sí, señor. Lo vi todo. En fin, lo de siempre, un chico joven, sin nada en la cabeza. Lo vi venir. Y avisé: «Que se mata», dije. Cogí a una señora y la quité de en medio. Se puede decir que le salvé la vida. Y luego vino el follón. Todo el mundo preguntando: «¿Quién es?», «Está muerto?”... En estos momentos es necesario que alguien conserve la calma y aparte a los curiosos. «Circulen, venga, circulen, dejen trabajar», les dije, pero no me hacían caso. Hay muy poca educación hoy en día. Y ya vino la poIicía a chulear por ahí, que usted váyase a casa que nos ocupamos nosotros. En fin, que se creen los amos del mundo, pero luego ya vemos lo que hacen.

8
CIUDAD, 6. Ayer, alrededor de las doce de la mañana se produjo un extraño accidente en la calle Sarampión. A pesar de la densidad del tráfico de esta hora, con la lentitud habitual, un vehículo sin matrícula, a toda velocidad, perdió el control y, después de romper la puerta cristalera de la finca número 8, se precipitó en el interior de la misma.
Lo curioso de esta noticia está en que nadie ha podido ver al ocupante de este vehículo. No hubo un solo herido y el coche, blanco, no sufrió ni el más mínimo rasguño.
Esta mañana la policía ha tratado de poner en marcha el vehículo y ha aparecido otra sorpresa aún mayor: carece de motor.
Solicitado por la policía ha acudido una grúa al lugar de los hechos pero no ha conseguido retirar el coche. La fuerza de la grúa, unas veinte toneladas, no ha sido suficiente para moverlo.
Parece que nos encontramos ante un hecho cuyas consecuencias no se pueden prever, por el momento. Lo insólito de todo esto ha llamado la atención al mundo entero. Las agencias están mandando sus corresponsales.
Los organismos judiciales, consultados por este periódico, se han limitado a afirmar que nadie ha presentado ningún tipo de denuncia, por el momento.


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